miércoles, 29 de abril de 2009

Westphalen o Borges pero no los dos al mismo tiempo



Un día, hace ya algún tiempo, Toño me contó que la Sofi le hábía pedido que compusiera para ella un tema que fuera aire. Me quedé con la metáfora entre ceja y ceja. Hay un poema de Westphalen que, en esa misma onda, es agua, es agua corriendo. Aquí les va:
Un árbol se eleva hasta el extremo de los cielos que lo cobijan
golpea con dispersa voz
el árbol contra el cielo contra el árbol
es la lluvia encerrada en tan poco de espacio
golpea contra el ánima
golpea con las ramas la voz el dolor
no hagas tal fuerza por que te oigan
yo te cedo mis dedos mis ramas
así podrás raspar arañar gritar y no solamente llorar
golpean con la voz
pero tal levedad me hiere
me desola
no te creía de tal ánimo
y que no cabes en el espacio
cómo golpea el árbol al árbol el árbol
agua
y navegan los rojos galeones por la gota de agua
en la gota de agua zozobran
acaso golpea el tiempo
otra gota
agua
la garganta de fuego agua agua
matado por el fuego
la llamarada gigantesca
maravilloso final
muerto sin agua en el fuego
la mano arañaba el fuego
la mano
y nada más que sangre agua
no sangre fuego último fuego
definitivo fuego
las gotas cuentan otra cosa
nadie cuenta las gotas
las lágrimas son de más perfecta forma
su música más suave apagada
el rostro de una niña alumbra una lágrima con su luz suave apagada
la lluvia llora en todo el espacio
anega su alma su música
golpea otra ánima sus hojas
las gotas
las ramas
llora el agua
el tiempo se cuenta con las gotas el tiempo
la música dibuja el cielo
camina sobre el agua la música
golpea el agua
ya no tengo alma ya no tengo ramas ya no tengo agua
otra gota
aunque me ahogue
ya no tengo alma
en la gota se ahogaron los valientes caballeros
las hermosas damas
los valientes cielos
las hermosas almas
ya no tengo alma
la música da traspiés
nada salva al cielo o al alma
nada salva la música la lluvia
ya sabía que más allá del cielo de la música de la lluvia
ya
crecen las ramas
más allá
crecen las damas
las gotas ya saben caminar
golpean
ya saben hablar
las gotas
el alma agua hablar agua caminar gotas damas ramas agua
otra música alba de agua canta música agua de alba
otra gota otra hoja
crece el árbol
otra hoja
ya no cabe el alma en el árbol en el agua
ya no cabe el agua en el alma en el cielo en el canto en el agua
otra alma
y nada de alma
hojas gotas ramas almas
agua agua agua agua
matado por el agua

En un cuento de Borges, Stephen Albert le pregunta a Yu Tsun cuál es la única palabra que no se puede mencionar en un acertijo cuya respuesta es "ajedrez". Yu Tsun responde: la palabra "ajedrez".
Creo que en literatura hay dos opciones extremas y no puntos medios: o ésta, borgiana, en la que es más importante leer entre líneas, o ésa, westphaleana, en la que la repetición por la repitición nos hace llegar a lo profundo, nos hace ir hacia adentrOOOOOOoooooooo........

lunes, 27 de abril de 2009

así te extraño sin puntos finales sin puntos aparte sin puntos te extraño sin puntos porque no sé dónde comienzas y dónde terminas en mí te me pierdes entre las venas entre las líneas del esfuerzo te me pierdes entre la carne entre los dedos en el frío del suelo que mis pies resienten en el silencio de la casa en todo lo que se parece a ti y no se parece a ti en las plumas en el agua en el estudio entre los libros y las letras así te extraño

domingo, 26 de abril de 2009

La gripe

Leí en el periódico, esta madrugada, sobre la epidemia de gripe porcina que ya ha matado a 20 personas en México y que amenaza en convertirse en pandemia. En las fotos que acompañan al artículo, las personas, llevan, casi todas, máscaras. Las autoridades sanitarias han pedido a la población que evite las aglomeraciones. Los partidos de fútbol, este fin de semana, se van a jugar sin público. Los jóvenes salen a bailar a las discotecas por la noche con sus máscaras puestas. Lo cierto es que lo primero que se me vino a la mente fue Alicia viajando a Rep. Dominicana, a una feria del libro donde seguramente hay representantes de México. Pensé decirle que no se le ocurra darles la mano y menos besos, que ésta es una de las sugerencias que ha hecho el ministerio de salud mexicano. Sentí la larva del pánico esta madrugada. Como cuando el insomnio no hace sino volvernos locos.
Sobre este tipo de noticias, estamos sujetos a lo que los medios de comunicación nos informen. Y aunque voy a llamar a mi amiga Ana María que vive en el DF para preguntarle cómo está, qué ondas, por lo pronto, lo que tengo es el periódico. Después de la primera preocupación, visualicé un mapa de América y la epidemia como una mancha color amarillo tomándose el continente, desde México hacia texas, california... hacia el sur también. Pensé un mapa, no gente, y aun así me sentí tristemente vulnerable. Imaginé un nuevo aislamiento de este continente al que se le da geográfica, social y naturalmente estar aislado.
La última pandemia de gripe mató alrededor de 40 millones de personas entre 1918-1919 (algunas versiones sostienen que los muertos llegaron a los 100 millones). La mayoría murió en un período de 16 semanas. Al parecer, las movilizaciones de gente, durante la primera guerra mundial, ayudaron a que la enfermedad se propagara con más rapidez. Lo cierto es que, décadas después, en los cincuentas, un científico llamado Hultin realizó estudios a partir de los tejidos de cadáveres de personas muertas por la gripe en los Estados Unidos. La intención del científico en ese momento fue revivir el virus para poder encontrar la cura. No lo logró. Más de cuatro décadas después, otro científico llamado Taubenberger llegó hasta Alaska en donde, de una fosa común, desenterró un cadáver de una mujer obesa, cuya grasa había preservado sus pulmunes y tuvo mejores resultados. Esta práctica fue criticada porque no existía ninguna garantía de que el virus no se propagase nuevamente. No estoy sugiriendo que la actual epidemia tenga alguna relación directa con la epidemia de 1918, estoy a años luz de poder afirmar tal cosa con conocimiento de causa. Sólo que leer sobre el tema me hizo sentir vulnerable, aún más vulnerable de lo que me sentí cuando visualicé la mancha amarilla sobre América después de leer el periódico. Y resulta inevitable, al pensar en científicos que necesitan fondos para realizar sus investigaciones (incluso con buenas intenciones), pensar de dónde sale el dinero.
"The constant gardener" ("El jardinero fiel") de Fernando Meirelles es un película basada en una novela de John Le Carré. La historia se desarrolla en Kenia. Es una película que les da duro, como se lo merecen, a las transnacionales farmacéuticas. Todos los habitantes de Nairobi que recibían un tratamiento para el sida ofrecido por una gigantescayhorripilantecompañíafarmacéutica debían obligatoriamente hacerse un tratamiento contra la tuberculosis (aunque no estuvieran enfermos). Esta compañía tenía la certeza de que una pandemia de tuberculosis afectaría al mundo en los próximos años e hicieron de África su laboratorio del patio de atrás. Todo esto con la venia de los gobiernos de todos los países involucrados. Hay gente de mierda en este mundo. Siempre ha habido y seguirá habiendo.
No me interesa adentrarme en el laberinto de las teorías conspirativas porque no me gusta, a pesar de que a veces no queda otra. A mí, desde donde estoy, no me queda sino esperar que esta epidemia que nos afecta y nos involucra a todos sea tratada con toda la seriedad del caso. Que el bolsillo de unos cuantos no sea la prioridad. Que la vida nos siga importando a todos.
La verdad es que tengo miedo.

Post miminuto: abril aguas mil

-Esta madrugada fui a dejar a Alicia al aeropuerto. Se fue a Rep. Dominicana porque la invitaron a dar una conferencia sobre literatura ecuatoriana, a propósito de la feria del libro que se lleva a cabo en Sto. Domingo. De vuelta en casa, leí el periódico porque se me fue el sueño (es raro estar en la casa sin Alicia, con la certeza de que el día se va a terminar y ella no va a estar). Luego me quedé dormida y dos horas después me desperté. Prendí la tele. Vi un partido de la liga italiana (todo el mundo juega en el Milán, todo el que ha dejado de estar de moda -a excepción de kk, quizá-, pero todo el mundo al fin). Después fui a votar al Central Técnico. Mientras fui estudiante de la Católica, me convocaron para formar parte de las juntas receptoras del voto en todas las elecciones que hubo. Ya en las dos últimas votaciones, no me han llamado. Bendito. Voté por Correa.
-Alicia se llevó unos cuantos libros de escritores ecuatorianos porque la embajada ecuatoriana se los encargó. Pobre, su maleta pesaba una barbaridad. Y claro, en seguida pienso lo poco o nada que conozco sobre escritores dominicanos. Lo poco o nada que nos leemos en América Latina. De no ser por el internet, nos leeríamos mucho menos. Sabemos, porque eso pasa en el Ecuador, que se produce mucho, pero que nos leemos poco entre nosotros. Leemos lo que nos interesa, nos interesa lo que conocemos y conocemos lo que se nos parece (muy jungianamente, incluso aquello que odiamos en el otro, es lo que odiamos de nosotros mismos). En fin, creo que estoy intentando pasarme de lista. Mi propósito es leer.
-Estoy oyendo Cat Power. Me gusta la voz de esta mujer. La simpleza de lo que hace. No atosiga. Deja que uno esté. Eso es tan difícil. Hay una versión acústica de "Sea of love" en youtube, pero no tengo idea de cómo se hace para pegar, en el post, videos de youtube. Si pueden, chequéenla. Alicia me dijo que si yo no le contaba que las entradas de abril 23 tienen que ver con canciones, no le hubiese hecho ningún sentido lo que escribí. ups. En todo caso: se trataba de un tema de la Orquesta Mondragón y otro de Treat her right (yo he oído la versión de Morphine).

Me distraigo con este post y con cat power y dando explicaciones de los posts viejos y no me doy cuenta que comienza a llover en Quito. Recogimos la ropa a tiempo, nena. Pero me mojé.
Ojalá tu gripe haya desaparecido.

jueves, 23 de abril de 2009

Vístete de prisa y olvídate, olvídate de mí

Si un día contrato los servicios de una prostituta y la llevo a mi casa y, después de tener relaciones sexuales, ella me dice que se ha enamorado de mí, yo tendría que recodarle que acordamos que le pagaría S/.20.000 a cambio de sus caricias, que no me venga con historias sobre la pasión y la amistad. Mientras preparo café, le diría: "Vístete de prisa y olvídate, olvídate de mí". Tendría también que advertirle algo así como "Mi mujer está al llegar". No se puede creer en esas historias de amor a primer polvo, considerando que todo lo que nos uniría sería un taxi, un teléfono y un striptís.

I think she likes me. That's what I think

Si un día entro a un bar y alguien me invita un trago y yo acepto y esa persona me ve como si yo le gustara y coqueteamos y me cuenta cosas sobre su vida y después yo le invito un trago y seguimos conversando y su mano roza mi brazo y miro su piel porque me la muestra, voy a pensar, sin lugar a dudas, que le gusto. Y si luego su cónyuge llega con cara de pocos amigos y me reclama que cómo así le invito un trago, yo tendría que responderle que creo que le gusto. Que eso es lo que creo.
Y si su cónyuge saca una pistola, amenazante, yo sonreiría y pensaría "¿por qué no me contó que está con alguien?". Pero sobre todo pensaría: "Creo que le gusto. Eso es lo que creo".

martes, 21 de abril de 2009

Carta de amor

En portugués:

Todas as cartas de amor são
ridículas.
Não seriam cartas de amor se não fossem
ridículas.

Também escrevi em meu tempo cartas de amor,
como as outras,
ridículas.

As cartas de amor, se há amor,
Têm de ser
ridículas.

Mas, afinal,
só as criaturas que nunca escreveram
cartas de amor
é que são
ridículas.

Quem me dera no tempo em que escrevia
sem dar por isso
cartas de amor
ridículas.

A verdade é que hoje
as minhas memorias
dessas cartas de amor
é que são
ridículas.

(Todas as palabras esdrúxulas,
como os sentimentos esdrúxulos,
são naturalmente
ridículas.)


En español:

Todas las cartas de amor son
ridículas.
No serían cartas de amor si no fueran
ridículas.

En mis tiempos también escribí cartas de amor,
como las demás,
ridículas.

Las cartas de amor, si hay amor,
tienen que ser
ridículas.

Pero, en fin,
sólo las criaturas que no han escrito nunca
cartas de amor
son las que son
ridículas.

Quién volviera a aquel tiempo en que escribía
sin darme cuenta
cartas de amor
ridículas.

La verdad es que hoy
mis recuerdos
de esas cartas de amor
son los que son
ridículos.

(Todas las palabras esdrújulas,
como los sentimientos esdrújulos,
son naturalmente
ridículos.)


Álvaro de Campos


Carta de amor

Hacia ti va mi cuerpo.
Hacia ti voy. En ti me quedo. De ti me salgo sólo para volver a entrar con el deseo al revés, patas arriba, con el deseo vuelto deseo.

Hay una cama a la que siempre quiero volver. Tu cama. Hay una piel que no es piel, que es alas de mariposa entre mis dedos. Tu piel. Hay una oscuridad en la que abro bien los ojos y en la que huelo todo el universo concentrado. Tu oscuridad.

Hacia ti voy. Carnada. Hacia ti voy.

Esto es lo que alcanzo a decir, moris.

viernes, 17 de abril de 2009

Post miminuto: Ojos

Este fin de semana me voy a ir a Salinas a ver a mi papá y a un tío, hermano de mi papá, que está pasando unas vacaciones con él. Lo cierto es que mi tío sufre de una enfermedad degenerativa que hace que sus músculos dejen de funcionar, o más correctamente, se inmovilicen. Es una enfermedad cuyas consecuencias visibles se han hecho sentir recién en el último año. Durante estas vacaciones se va todos los días a los baños de San Vicente, famosos por sus cualidades curativas.
Cuando viví en estados unidos, quienes eran mis padres anfitriones tenían cuatro hijos. Dos de ellos nacieron con una distrofia muscular que a partir de los 12 años les fue, asimismo, robando la movilidad. Cuando yo viajé a la yoni, los dos, el uno mayor de 50 y el otro mayor de 40 años, estaban en sillas de ruedas y con pulmones artificiales conectados a sus cuerpos por una manguera en su traquea. Los médicos le decían a Marie, mi mamá anfitriona, que nunca habían visto un caso como el de sus hijos. Otras personas con la misma enfermedad llegaban hasta los treinta años como máximo.
En la universidad, tuve un compañero, que tenía también distrofia muscular. Llegaba en su silla de ruedas a la clase del cuento fantástico.
Los ojos persisten.

domingo, 12 de abril de 2009

Qué falta de desmesura

Me vine a Guayaquil porque tengo vacaciones del trabajo. Espero poder terminar aquí el tercer y último capítulo de la tesis. Falta poco. Cuando la Flo terminó su Pan Nuestro, libro de fotografías que les recomiendo mucho que chequeen, me comentaba sobre el vacío, el pequeño vértigo que se le pega a uno en la carne cuando se acaba un proyecto que te ha implicado tiempo y vida. Lo cierto es que debería esperar a terminar la tesis para hablar de mi propio vértigo post operatorio. Pero me adelanto como para exorcizar quién sabe qué. A ver si en el camino desde estas líneas hasta las últimas del post me cae del cielo la respuesta. En realidad, no queda más que seguir leyendo, que seguir mirando el mundo y leyendo.
Y al mismo tiempo no se termina nada. Más bien, todo empieza. Estoy naciendo un poco ahora. Por todo.
Cuando mi sobrina Cosa era pequeña, jugábamos a las ñañas. Era un juego, para mí, bien cansón. En cuestión de cinco minutos, representábamos un día entero en la vida de las ñañas:
Minuto 1: Nos despertábamos cuando cantaba el gallo y nos aseábamos.
Minuto 2 y 3: Una salía a trabajar. La otra se quedaba trabajando en la casa.
Minuto 4: Ya por la tarde, las dos en la casa, cenábamos y conversábamos de nuestro día.
Minuto 5: Nos acostábamos y nos dormíamos.
La gracia del juego para la Cosa -no tanto para mí- era que esto lo repetíamos por lo menos unas cuatro o cinco veces seguidas. Y ella no se cansaba. Cada día de cinco minutos era para ella novedoso, o, sino eso, al menos un día que merecía la pena vivir.
Esto a propósito de que nada termina en realidad, sino que todo empieza. Ni siquiera cuando terminábamos de jugar porque yo me declaraba supremamente cansada, terminaba nada. Ella tenía la seguridad de que volveríamos a jugar. Y ahora que está grande y ya me comenta de chicos y obviamente no jugamos a las ñañas, tendrá ella la seguridad de sus propios días que comienzan.
La tesis avanza. Es para el tercer capítulo que estoy leyendo El zorro de arriba y el zorro de abajo y también a Westphalen. Es un gran poeta Westphalen aquí les va algo:
"Andando el tiempo..."
Andando el tiempo
Los pies crecen y maduran
Andando el tiempo
Los hombres se miran en los espejos
Y no se ven
Andando el tiempo
Zapatos de cabritilla
Corriendo el tiempo
Zapatos de atleta
Cojeando el tiempo
Con errar de cada instante y no regresar
Alzando el dedo
Señalando
Apresurando
Es el tiempo y no tiene tiempo
No tengo tiempo
Y sigue, pero hasta aquí lo transcribo. Westphalen es el gran poeta vanguardista peruano. Figura opacada internacionalmente por Vallejo, que es el gran poeta vanguardista peruano.
No he encontrado ninguna respuesta caída del cielo, porque no hay nadie como tú; no hay nadie como tú, mi amor.
Cuando fui facilitadora en un taller con maestros de escuelas y colegios fiscales, una de las profes me reclamó que cómo así mi tesis va sobre una poeta peruana, habiendo tantos buenos escritores ecuatorianos. "Nada se termina", debí haberle respondido, "Alba -que así se llama y no es mentira, juro que no es mentira, que se apellida Hermosa-, nada se termina y eso usted que lleva ese nombre debería saberlo mejor que nadie".

viernes, 10 de abril de 2009

viernes santo

Hoy íbamos a ir con Alicia al centro de la ciudad a la procesión de viernes santo, pero me sentí mal y decidimos finalmente quedarnos en casa. Hay un problema serio en esta casa: el de las palomas. Hicimos poner una rejilla en el lugar en el que éstas habían hecho palomar, pero no funcionó, y terminó siendo peor porque las muy fieles no quieren irse de la casa, y se posan ahora en el techo pero a la altura del garaje y se cagan sobre los autos. Surgió la idea (no nuestra, sino de la vecina del depar de abajo, no vayan a pensar mal) de que las envenenemos y así asegurarnos su desaparición. Lo pongo en duda, pero he de admitir que alguna vez sí me ha dado ganas de mandarlas a mejor vida. Hay gente que come palomas. Los señores que pusieron la rejilla se llevaron una cada uno para la cena en sus casas. A veces estoy escribiendo en la compu y dos palomas empiezan a pelear y aletear, quién sabe por qué motivos, frente a la ventana del escritorio y yo siento que, del susto, se me baja el corazón al zapato.
Me quedé en cama, maluquita, toda la mañana. No almorcé, a penas me comí unas galletas maría. A las tres de la tarde nos bañamos. Como mañana me voy al guayas por el feriado, decidimos que lo mejor sería salir y hacer lo que teníamos planeado. Fuimos a comer fanesca, que Alicia estaba antojada (en realidad, yo no comí, sólo Alicia. Yo quería picaña, pero por ser viernes santo, no habían abierto el restaurante al que solemos ir a pegarnos la carnita a la parrilla). Luego al megamaxi a comprar golosinas para David, el hijo de Gloria, a quien un automóvil atropelló hace unos días; una revista soho para Catón, el papá de Juampi Crespo, a quien le dio un preinfarto el jueves; una cama para perro, para la Princesa, la perra de mi Cosa y una bratz para mi Titi. Después, trazamos un mapa de las visitas que haríamos y el orden fue el siguiente: David, Abril que nació en marzo y Catón.
Abril está preciosa. Es una muñequita. Llora poco y, desde ya, dice su madre, se muestra particularmente enamorada del padre. Catón está bien. Es un hombre fuerte. Pronto le darán de alta. Es, sobre todo, un hombre bueno, generoso. David está muy golpeado y adolorido. El tipo que le atropelló no tenía SOAT y aunque llevó al niño a una clínica cuyos dueños son amigos suyos, no le hicieron todos los exámenes que debían, motivo por el cual Gloria no podía dormir ni tenía hambre. El Juampa Sáenz está acolitando con los trámites legales para asegurarle a la familia de David cierta tranquilidad. Cuando le pedí el favor, le dije que la familia no tenía para pagarle los honorarios, y me dijo "No te preocupes, ñañita, si para eso mismo uno estudia". Bacán. Cuando llegamos a la casa a ver a Abril, le contamos a mi cuñada la situación de David. Su hermana está trabajando de interna en un hospital de la ciudad y a mi hermano se le ocurrió la idea de pedirle que acolite con los exámenes que le hacían falta al niño para asegurarnos de que no tuviera ningún órgano comprometido. Acolitó sin cobrar un céntimo. Bacán. El guagua no tiene nada. Está bien. Los dolores son normales por el golpe, pero por lo pronto, nada comprometido. Antes de regresar a la casa, ya por la noche del viernes santo, pasamos dejando a mi ñaño y a Gloria y David. Mi ñaño me contó, en el camino de ida, que estaban pensando instalar, él y su mujer, un centro de salud, en un barrio marginal de Quito. La idea es cobrar lo justo, porque en esta ciudad todo está por los cielos. A diferencia de las palomas, que no se van, que persisten en ocupar la casa. Y eso, luego nos dormimos. Estábamos cansadas. Fue bueno salir de la casa. A veces la cama llama, pero éste fue un viernes santo productivo.

sábado, 4 de abril de 2009

La Duse y la última película ecuatoriana que vi en el cine

Eleonora Duse (1858-1924) fue una de las más grandes actrices de teatro italianas de finales del siglo XIX e inicios del XX. Fue amante de Gabriele D'Annunzio y amiga íntima de Isadora Duncan. En 1916, cuando la Duse contaba con 58 años, filmó una película, muda obviamente, llamada Cenere (que al español se traduce "cenizas").Ése es el único registro cinematográfico de una de las actrices más importantes del teatro, rival en su momento de la famosisisisisisísima Sarah Bernhardt, quien amaba ser la estrella, fam fatal y mimida del público y de los mecenas. El perfil bajo de la Duse llama la atención en el mundo teatral del siglo XIX, donde precisamente la Bernhardt representaba el deber ser de una estrella (la Bernhardt representó a Julieta en una puesta en escena cuando tenía 60 o 61 años).
Esa película constituye, para quienes jamás pudimos ver a la Duse sobre un escenario, la única muestra de su gestualidad teatral, tan comentada en su momento por su naturalidad y falta de excesos. Ella no se maquillaba y asumía a sus personajes en su propio ser. Era ellas y fue muchas.
En la biografía de Duse escrita por William Weaver, éste menciona que cuando D'Annunzio le pidió a Mussolini, ante la precaria situación en que la actriz vivía, que le adjudicara una pensión vitalicia, ella había reaccionado diciéndole a una amiga:
"No, querida, no puedo aceptarla. Hay otras desgracias, más graves, que socorrer ahora. La madre de Cesare Battisti debe tener una pensión: una artista, no, nunca, una artista debe trabajar. Todavía puedo trabajar y quiero trabajar".
Duse murió en 1924 en Pittsburgh, durante una gira. La causa: problemas pulmonares. Su frágil salud no la detuvo y cruzó el charco para laburar... Y fue encontrándose con la parca en la ciudad metalera.
***
El otro día me fui al cine con Alicia. A veces nos vamos al cine, porque nos gusta mucho, porque disfrutamos. El problema, en realidad, es achuntarle a una película buena. Casi siempre después de revisar la cartelera cinematográfica en el periódico terminamos descorazonadas. Esa vez, expectantes, fuimos a ver una película ecuatoriana que se llama "Black Mama". Expectantes, porque estamos siempre muy atentas de lo que se hace acá y con ganas, claro, de que sea algo bacán... Pero la película no me gustó: pequeña espinita en el shungo porque hubiese querido que me gustara. A lo mejor fui con las expectativas demasiado altas, puede ser, pero no creo que eso necesariamente sea malo. Lo cierto es que esperaba encontrarme con un nuevo carnaval, con una lectura inteligente de la fiesta, con una parodia y por lo mismo con un relato paralelo y constructivo (en el buen sentido de la palabra, lejano a cualquier moralismo moralizante) de la tradicional mamanegra. Fuera de la música y de ciertos logros en el nivel de la imagen, me encontré vacía, malamente vacía al salir de la sala de cine. No sólo que no alcanza ni de lejos a ser una parodia, sino que además sentí algo de arrogancia en el apropiarse de una imagen carnavalesca, y por ende popular, y vaciarla de su sentido, dejarla hueca.
***
La Duse se quitó el maquillaje en su necesidad de apropiarse de un estilo propio de hacer teatro, pero sobre todo en un acto que, aunque parece nimio, da cuenta de su tiempo, de un cambio de siglo que exigía replantearse las tradiciones y la forma de acercarse a los textos clásicos, canónicos, para representarlos: quitarse la máscara para ponerse otra más adecuada, más humana decía, porque la suya era una sociedad que estaba a punto de explotar, que de hecho explotó. Y la Duse hizo cine cuando el cine apenas contaba con 20 años. No se durmió en los laureles como decía mi profe de educación física, siempre se reinventó y se arriesgó. Bacán. ¿Cómo hacer para acercarse a una película que, por su lado y en su propio torcerse el siglo, se maquilla en exceso y sólo se maquilla en exceso y sólo se maquilla en exceso y sólo se maquilla en exceso?

viernes, 3 de abril de 2009

Post miminuto: Suicidios

La muerte llega.
1. Estoy leyendo El zorro de arriba y el zorro de abajo de Arguedas. Él sabía que la muerte llega. Ésta, que es su última novela, está intercalada con sus diarios. Dice sobre unas pastillas con las que intentó suicidarse infructuosamente en 1966: "Las píldoras -que me dijeron que mataban con toda seguridad- producen una muerte macanuda, cuando matan. Y si no, causan lo que yo tengo, en gentes como yo, una pegazón de la muerte en un cuerpo aún fornido". El otro día me enteré que en algún momento algún don güevón había sugerido que Arguedas se suicidó porque otro escritor peruano había dicho de él que era un escritor provinciano ¿?
2. Hace unos días, el suicidio de un mago conmovió a buena parte de la población quiteña. Hablo de él sólo porque en internet su hermano colgó su carta de despedida; de otro modo, creo que no me atrevería. Me siento, de algún modo, autorizada. Igual, hablar no es decir mucho. Aunque una vez en mi vida crucé palabra con él, yo no lo conocía. Tenía mi edad. Lo cierto es que puedo decir que casi todos los días desde que me enteré de su suicidio, pienso en él. O en su suicidio.
3. En "Invasiones bárbaras", la película canadiense, el personaje principal se opone radicalmente a estos dos hombres, a Arguedas y al mago, porque su cuerpo no es el cuerpo fornido apegado -por cualquier motivo: físico o intelectual- a la muerte. Su cuerpo es el cuerpo deteriorado por la enfermedad y gordo. Escoge la eutanasia.
Escoger la muerte.