martes, 28 de junio de 2011

A coleres y B/N

Hay poemas a colores. El otro día soñé con Blanca Varela. Un sueño banal. Apenas un detalle merece la pena ser mencionado. En su casa (de campo) había un florero grande con un arreglo de rosas rojas. Tan rojas que puedo asegurar que, al menos esa noche, soñé a colores.

A rose is a rose

inmóvil devora luz
se abre obscenamente roja
es la detestable perfección
de lo efímero
infesta la poesía
con su arcaico perfume

Y así hay algunos. Casi toda la poesía que he leído de Claribel Alegría es poesía a colores. No quiero decir con esto que se trate de poesía "alegre". Hay poemas cuyas imágenes uno visualiza a colores y dejan una sensación que puede traducirse desde el color. A eso me refiero. No sé por qué, pero así (me) ocurre.

The American Way of Death

(éste se lo dedico a mi hijo Eric)

Si arañas día y noche la montaña
y acechas detrás de los arbustos
(la mochila-fracaso va creciendo,
abre grietas la sed en la garganta
y la fiebre del cambio
te devora)
si eliges la guerrilla,
ten cuidado,
te matan.

Si combates tu caos
con la paz,
la no violencia,
el amor fraternal,
las largas marchas sin fusiles
con mujeres y niños
recibiendo escupidas en la cara,
ten cuidado,
te matan.

Si tu piel es morena
y vas descalzo
y te roen por dentro las lombrices,
el hambre,
la malaria:
lentamente te matan.

Si eres negro de Harlem
y te ofrecen canchas de fútbol,
con el suelo de asfalto
un televisor en la cocina
y hojas de marihuana:
poco a poco te matan.

Si padeces de asma
si te exaspera un sueño
-ya sea en Buenos Aires
o en Atlanta-
que te impulsa de Montgomery
hasta Memphis
o a cruzar a pie la cordillera,
ten cuidado:
te volverás obeso
y sonámbulo
y poeta.

Si naces en el ghetto
o la favela
y tu escuela es la cloaca
o es la esquina,
hay que comer primero,
luego pagar la renta
y con el tiempo que te sobra
sentarte en el andén
y ver pasar los coches.

Pero un día te llega la noticia,
corre la voz,
te la da tu vecino
porque tú no sabes leer
o no tienes un cinco
para comprar el diario
o el televisor se te ha jodido.

De cualquier modo
te llega la noticia:
lo han matado,
sí,
te lo han matado.

Los poemas en blanco y negro son de otra estirpe. No son infelices (necesariamente), sólo que aquello que nos muestran del mundo y de la vida van en otro registro. Por ejemplo, los de Alejandra Pizarnik. o C. Bukowski.

Perro

un sólo perro
caminando las calientes veredas
del verano
aparenta poseer los atributos
de diez mil dioses

Estos días me he estado comunicando con Alicia a través del skype. Pensábamos el otro día en la suerte de contar con una herramienta como ésta para comunicarnos. Le decía que sólo me hace falta su cuerpo. Que todo lo demás lo tengo. Pensé inmediatamente en un aparato, un invento tecnológico, que permitiera, además, tocar. Luego, pensé en lo que pasaría si es que los objetos y seres que la rodean a ella en nuestro departamento en Pittsburgh pudieran, a través de la pantalla del computador, ínstalarse en la habitación de mi hermana en su casa en Guayaquil, donde yo ahora estoy. Y viceversa. Así, yo tendría una hermosa planta enredadera que se entristece cuando está sola. Alicia tendría que vérselas con la Princesa, la perra de mis sobrinas, a quien le falta muy poco para decir palabras como la gente. Y así estoy. A veces leyendo poemas a colores, a veces en B/N. A veces con la Princesa, a veces deseando un cuerpo que es como una planta.

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