miércoles, 24 de junio de 2009

Trabajo

Ando con una sensación un tanto extraña, supongo que se parece a la de Emma Zunz cuando, después de tener relaciones con el marinero escandinavo, rompe los billetes que éste le dejó, pensando que era una prostituta. Esto, porque acabo de decir que no a una oferta laboral en un ministerio. Lo cierto es que cuando me llamaron para el trabajo, me dijeron que el perfil para ocupar el cargo en cuestión era el de un "intelectual" y que pensaron en mí por ese motivo. Voy a a la entrevista (dos días antes de la defensa de tesis), me dicen cuál es tu aspiración salarial, yo les digo X, me dicen bacán te llamamos para contarte. Cuando días después me llaman para contarme, me dicen que me ofrecen la mitad del salario que yo estaba aspirando (que, les soy sincera, desde mi perspectiva era el justo por las responsabilidades y expectativas que sobre mí recairían). Como si te quisieras pegar un arroz con huevo y cuando te sientas a la mesa te sirven sólo medio arroz con huevo o, lo que es peor, sólo el huevo o sólo el arroz. La razón es que la instancia de la superestructura ministerial que es la que ubica a los potenciales empleados públicos en diversas categorías para adjudicarles un sueldo me ubicó en una categoría tal que mi sueldo no podía ser mayor que la mitad de mi aspiración. "Pero si tengo una maestría", "no importa, lo que pasa es que no tienes experiencia laboral en el ámbito público u organizacional". Mi interlocutor fue buena onda, la plena, pero lo pensé y lo pensé y llegué a la conclusión de que no es justo que la superestructura borrara de un plumazo siete años de experiencia laboral en el ámbito académico. Además, que el perfil para el cargo fuera el de un "intelectual", me imagino que, a la hora de la hora, no pesó en lo absoluto.
Esta mañana sentí mucha frustración, pero ya fue, así es y no hay nada que hacer. Llamé a decir que gracias pero no gracias.
Mi intención era rajarme trabajando, porque además sonaba como un trabajo bacán, pero sobre todo porque necesito la plata. Por eso lo de Emma Zunz. No puedo dejar de pensar que estoy botando el pan a la basura, pero tampoco puedo dejar de pensar que ese pan estaba incomible.
Con tantas metáforas alimenticias, me ha dado hambre. Permiso.

2 comentarios:

  1. provecho jeje

    Eso de las estructuras burocraticas es un problema, y no piensan en lo que realmente pasa en cada puesto. El caso de los funcionarios diplomaticos es uno de esos casos, donde se les quito el seguro que el Ministerio da a los funcionarios en el exterior, porque como son funcionarios del estado, entonces solo pueden tener el seguro del IESS, que quisa si, cuando estan en el Ecuador es entendible, pero cuando estan fuera, donde los costos de salud son ridiculamente altos para lo que un funcionario gana, el seguro privado es muy importante.

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  2. Así es, Fernandito. Sí te cacho. Abrazo.

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