domingo, 5 de julio de 2009

La calle (para Alicia)

La miro, desde el segundo piso,
cruzar la calle.
Va a la tienda.
La miro desde arriba porque es lo único que quiero hacer.
Ni comer, ni nada.
La veo, atenta, mirar desde la vereda.
Con la ropa de dormir, de casa, de patio,
de no salir a ningún lado.
Y ella deseando que no la mire nadie.
Y yo mirándola desde arriba,
cruzar la calle.
Me apoyo en la ventana,
como quien mira más de lo que puede ver.
Cansada de ver tanto,
ella demorada, con saco roto en las mangas.
Quisiera gritar desde arriba que tenga cuidado,
que yo no podría vivir sin ella,
que mire bien,
que me espere,
para tomarla de la mano y
cruzar la calle.
Pero no hago nada y ella está ya en la otra vereda,
deseando no encontrarse con nadie,
hacer las cosas rápido,
comprar, pagar, salir de la tienda.
Mi mirada la encuentra,
y la intuye y sabe del cuerpo debajo de esas ropas
de domingo, de cama, de antes del baño.
Yo no resistiría verla
cruzar, de nuevo, la calle.
Así que doy media vuelta y me escondo.
A esperar que pasen los minutos hasta que vuelva.
Me escondo en la mesa, en la cocina , en el agua.
Lejos de la ventana, acordándome que la gente
no sufre por mirar a otros
cruzar ninguna calle.

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