jueves, 9 de julio de 2009

"sos un burro, Onetti, sos un perro"

Ayer me fui a la nagurasión del festival de cine Cero Latitud. Kevin Johansen ha sido invitado como jurado en una de las categorías. Ayer cantó unas cuatro canciones. Bacán escucharlo. Luego pasaron una película que se llama Sleep dealers del director peruano, Alex Rivera. Disfruté mucho de la peli, aunque me quedé dormida los 10 minutos de rigor (no logro no dormirme en el cine, sobre todo si voy en la noche)... En una sociedad futurista, un chico con intereses muy distanciados a los de su familia (de campesinos mexicanos) interviene en el sistema de comunicación de una estructura militarizada gringa, quien, a su vez, mata a su padre. El chico migra y viaja del campo hacia Tijuana. Aunque la historia cae en un par de lugares comunes, hay una imagen que me resultó por demás demente: la frontera entre México y los Estados Unidos se ha cerrado; los gringos no quieren más mexicanos físicamente en sus ciudades, pero siguen necesitando su mano de obra, su energía, por lo que estos hombres y mujeres trabajan a distancia. Los sistemas nerviosos de la gente se pueden conectar a través de unos nodos incrustados en sus cuerpos a "la globalización" en términos ciberespaciales. Los cuerpos de estos obreros mexicanos conectados a través de sus nodos controlan a la distancia a los robots que en suelo gringo hacen todo tipo de labores: recolectar naranjas, albañilería, cuidar niños, etc... El cuerpo de estos obreros se desgasta, su energía es absorbida en la construcción o manutención de la nación del norte; pero sus cuerpos son despreciados. Trabajan en una ciudad que jamás van a conocer. Es una película que pone el dedo en la llaga de la migración. En ese contexto, a la gente, a los mexicanos no les queda más que hacerse al cinismo.
En esta película, como en muchas de las lecturas que hicimos en la clase de Alicia, la gran preocupación es el mundo pensado desde el desplazamiento forzado, desde la migración. Hay un reconocimiento del migrante, pero desde dos aristas distintas: su mano de obra es necesaria, la una; la otra, su cuerpo, su rostro no es aceptado en tanto ocupa un paisaje, una ciudad que no ha sido pensada para él y la desembellece, la ensucia, la caotiza. En fin, el trasfondo es la mierda de creernos siempre mejor que los otros.
Volviendo a Kevin Johansen, creo que él no se cree mejor que los otros. Su performance me pareció muy bacana (finalmente fue una buena noche la de anoche). El tipo se burla de él mismo, se caga de risa de todo, pero bonito. Cerró su corta presentación con "La cumbiera intelectual", canción que le he dedicado a Alicia en más de una ocasión y que ella, la proeshora, disfruta de manera particular. La voz de la canción le pide a la mujer que ama, que le gusta, que deje de pensar tanto, que eso a él le hace daño. "Aprendí sobre un tal Hesse y un Thoman Mann y todo sobre el existencialismo alema a án... Y ella me sigue dando cátedra todo el día, aunque por suerte de vez en cuando su cuerpo respira... SU CUERPO RESPIRA... su cuerpo respira a a..."
Volviendo a Onetti, unos años antes de morir, con su cuerpo hecho añicos, totalmente alcoholizado, embelleciendo el paisaje español, le hicieron una entrevista que decantó en una biografía póstuma publicada en 1993. En esa entrevista le preguntan sobre Idea Vilariño, su amante, y él dice que él nunca sintió que ella lo amara. La entrevistadora, sin poder creérselo, casi reclamándole, le pregunta: "¿y toda la poesía amorosa que te escribió? Imposible que no te amara", y Onetti le dice que él no dijo que no lo amara, sino que él nunca sintió que ella lo amara, que es distinto. Que ella era muy cerebral, muy racional, muy intelectual. "¿Sólo eso le gustaba a Idea?", y él responde: "También cama".

No hay comentarios:

Publicar un comentario