Si un día entro a un bar y alguien me invita un trago y yo acepto y esa persona me ve como si yo le gustara y coqueteamos y me cuenta cosas sobre su vida y después yo le invito un trago y seguimos conversando y su mano roza mi brazo y miro su piel porque me la muestra, voy a pensar, sin lugar a dudas, que le gusto. Y si luego su cónyuge llega con cara de pocos amigos y me reclama que cómo así le invito un trago, yo tendría que responderle que creo que le gusto. Que eso es lo que creo.
Y si su cónyuge saca una pistola, amenazante, yo sonreiría y pensaría "¿por qué no me contó que está con alguien?". Pero sobre todo pensaría: "Creo que le gusto. Eso es lo que creo".
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