viernes, 10 de abril de 2009

viernes santo

Hoy íbamos a ir con Alicia al centro de la ciudad a la procesión de viernes santo, pero me sentí mal y decidimos finalmente quedarnos en casa. Hay un problema serio en esta casa: el de las palomas. Hicimos poner una rejilla en el lugar en el que éstas habían hecho palomar, pero no funcionó, y terminó siendo peor porque las muy fieles no quieren irse de la casa, y se posan ahora en el techo pero a la altura del garaje y se cagan sobre los autos. Surgió la idea (no nuestra, sino de la vecina del depar de abajo, no vayan a pensar mal) de que las envenenemos y así asegurarnos su desaparición. Lo pongo en duda, pero he de admitir que alguna vez sí me ha dado ganas de mandarlas a mejor vida. Hay gente que come palomas. Los señores que pusieron la rejilla se llevaron una cada uno para la cena en sus casas. A veces estoy escribiendo en la compu y dos palomas empiezan a pelear y aletear, quién sabe por qué motivos, frente a la ventana del escritorio y yo siento que, del susto, se me baja el corazón al zapato.
Me quedé en cama, maluquita, toda la mañana. No almorcé, a penas me comí unas galletas maría. A las tres de la tarde nos bañamos. Como mañana me voy al guayas por el feriado, decidimos que lo mejor sería salir y hacer lo que teníamos planeado. Fuimos a comer fanesca, que Alicia estaba antojada (en realidad, yo no comí, sólo Alicia. Yo quería picaña, pero por ser viernes santo, no habían abierto el restaurante al que solemos ir a pegarnos la carnita a la parrilla). Luego al megamaxi a comprar golosinas para David, el hijo de Gloria, a quien un automóvil atropelló hace unos días; una revista soho para Catón, el papá de Juampi Crespo, a quien le dio un preinfarto el jueves; una cama para perro, para la Princesa, la perra de mi Cosa y una bratz para mi Titi. Después, trazamos un mapa de las visitas que haríamos y el orden fue el siguiente: David, Abril que nació en marzo y Catón.
Abril está preciosa. Es una muñequita. Llora poco y, desde ya, dice su madre, se muestra particularmente enamorada del padre. Catón está bien. Es un hombre fuerte. Pronto le darán de alta. Es, sobre todo, un hombre bueno, generoso. David está muy golpeado y adolorido. El tipo que le atropelló no tenía SOAT y aunque llevó al niño a una clínica cuyos dueños son amigos suyos, no le hicieron todos los exámenes que debían, motivo por el cual Gloria no podía dormir ni tenía hambre. El Juampa Sáenz está acolitando con los trámites legales para asegurarle a la familia de David cierta tranquilidad. Cuando le pedí el favor, le dije que la familia no tenía para pagarle los honorarios, y me dijo "No te preocupes, ñañita, si para eso mismo uno estudia". Bacán. Cuando llegamos a la casa a ver a Abril, le contamos a mi cuñada la situación de David. Su hermana está trabajando de interna en un hospital de la ciudad y a mi hermano se le ocurrió la idea de pedirle que acolite con los exámenes que le hacían falta al niño para asegurarnos de que no tuviera ningún órgano comprometido. Acolitó sin cobrar un céntimo. Bacán. El guagua no tiene nada. Está bien. Los dolores son normales por el golpe, pero por lo pronto, nada comprometido. Antes de regresar a la casa, ya por la noche del viernes santo, pasamos dejando a mi ñaño y a Gloria y David. Mi ñaño me contó, en el camino de ida, que estaban pensando instalar, él y su mujer, un centro de salud, en un barrio marginal de Quito. La idea es cobrar lo justo, porque en esta ciudad todo está por los cielos. A diferencia de las palomas, que no se van, que persisten en ocupar la casa. Y eso, luego nos dormimos. Estábamos cansadas. Fue bueno salir de la casa. A veces la cama llama, pero éste fue un viernes santo productivo.

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